domingo, 21 de febrero de 2010

MARIO FLORIÁN

ARENGA AL PERUANO

No te sientas pequeño, hombre común peruano,
Peruano de estos días: confirma tu grandeza
Delante de tu huésped, delante del foráneo
Que llegó de muy lejos a comer de tu mesa;
Que llegó de muy lejos a vivir en tu espacio,
Y a hablarte de su origen y a hablarte de su fuerza.
Tu desciendes del puma, tu desciendes del rayo.
Y en tus músculos duerme colosal fortaleza.
No te humilles. Despierta. Elévate peruano.
Erígete. Ya es hora. Revive tu ejercicio
De amansador de Mundos, de continentes bravos,
De forjador de imperios sobre precipicios.
Levántate peruano. Pisa otra vez tu tierra...
Que el horizonte vea tu figura broncínea
De semidiós, de cóndor. Despliega tu mirada
Y el poder de tus alas y tu aptitud antigua.
Vindícate en la tierra... Porque estás en tu tierra
Desde hace eternidades... Y tu tierra te adora.
¡Exprésate peruano! ¡Exprésate de nuevo!
¡Sé heroicidad, destino! ¡Levánte! ¡Ya es hora!




PASTORALA

Pastorala
Pastorala,
más hermosa que la luz de la nieve,
más que la luz del agua enamorada,
más que la luz bailando en los arcos iris.
Pastorala.
Pastorala.
¿Qué labio de cuculí es más dulce
que la lágrima de quena más mielada
que tu canto que cae como lluvia
pequeña -pequeñita- sobre flores?
Pastorala.
Pastorala.
¿Qué acento de trilla - taqui tan sentido,
qué gozo de wifala tan directo
que descienda -amancay- a fondo de alma
como baja a la mía tu recuerdo?
Pastorala.
Pastorala.
Por mirar los jardines de tu manta,
por sostener el hilo de tu ovillo,
por oler las manzanas de tu cara,
por derretir tu olvido: ¡mis suspiros!
Pastorala.
Pastorala.
Por amansar tus ojos, tu sonrisa!
perdido entre la luz de tu manada
está mi corazón, cual huérfano allko
cuidándote, lamiéndote, llorándote...
Pastorala.
Pastorala.




YO SOY UN PASTORCITO

En este campo verde,
donde retoza el sol,
pastoreo mis lindas
ovejas de blancor.

Yo soy un pastorcito,
yo soy un buen pastor.
Hago salir de mi honda
pedrusco volador.

Al pie de mi rebaño,
silbando una canción,
a la majada vuelvo
con poncho bicolor.

Y a la majada llego
cuando declina el sol,
silbando, modulando
mi pastoril canción:

-Yo soy un pastorcito,
pero, con mi honda, yo
hago correr al puma,
al zorro y al halcón...!




LUNA DE POESÍA ENAMORADA

Suspendido dulzor. Elixir rubio.
¡Oh, panal verdadero en la enramada!

Me sentaré a mirarte hasta que llegue
la niña de las fuentes y el efluvio
de los campos en flor, y tu miel pruebe.

(Una flauta tiernísima yo tengo
para alabar su gracia montañesa:
melodía que trae el abolengo
de un jarawiq antiguo de tristeza).

Amándote con ella, como en nido
de candela -panal- y de fragancia,
llégate por el aire, sin ruido,
con suavidad de pluma, y derretido,
escancia tu dulzor en mi ansia y en tu ansia.




ES UNA PENA LA MÍA

pastor andando, pastor
que modula, en su andarilla,
no sé que acento de amor.

Y desciende la montaña,
y sube, pronto, el alcor:
bufanda al cuello, y, al fondo
del corazón, un amor...

¡Qué te importa la majada,
si eres la pena, pastor,
que anda buscando sólo una
muerta andarilla de amor...!




CANCIÓN DE LA O

Ayer, mi maestro,
ayer, me enseñó
a trazar la O.

Y, anoche, temprano,
cual pájaro ufano
al cielo voló.

Es para admirarse...
Tan pícara O,
desde mi cuaderno,
al cielo fugó...

-¡No es luna! ¡Es mi O!




VENADITO DE LOS MONTES

Venadito de los montes,
por la puna correremos;
¡tú me lamerás la cara!
¡yo te acariciaré el lomo!

Te daré agüita de mis manos,
yuyo verde de los ríos
-acopiado por mis manos-,
venadito de los montes.

Si algún día me dejaras,
si te diera por perdido:
¡cómo, cuándo pastoreara
tu memoria, venadito!




EL LIBRO

El libro es mi amigo,
mi amigo leal.
Siempre va conmigo;
¡sabe conversar!

Me invita al descanso.
Me invita a estudiar.
Me lleva de la mano
como mi papá.

Yo adoro mi libro,
mi libro escolar.
Siempre va conmigo:
¡sabe conversar!




LA HUMANIDAD EN LA CUESTA

¡Oh, cuesta material...!
Se quiebra
el valor de las piernas
al ganarla;
jadea la vida
en la garganta ...

Debe ser sangre desvaída
este pluvial sudor que nos empapa...

Por esta estoica,
por esta dura cuesta
cuántas veces -¡látigo, destino!-,
andaría mi padre, andaría
mi abuelo, el padre de mi abuelo,
-¡todo el río de mi raza! -
hiriéndose, cayendo, quejándose...
¡Los árboles más viejos lo recuerda!
¡Los árboles más viejos lo refieren!

-¡Pega con fuerza,
tala,
incendia,
hacha mía!,
¡derriba,
como árboles,
Triunfa...!
Así, mañana,
no habrá árbol,
no habrá lengua,
que le digan a mi descendencia:
si he caído o no he caído,
si he llorado o no he llorado,
si he abolido a Dios
en esta cuesta...!

¡Doblados por qué pesos,
con ojotas,
cuán diferentes hombres,
-mañana,
eternamente-,

la cuesta ascenderán...!




CANTARES DE ESPITITU INDIO

I

Taqui Urpi*
jonjaita;
mañanan nojapajcho
taquin.

(Urpi: canta
desamor;
ya no es mía
su canción).

II

Pastorala.
Pastorala.
Más hermosa que la luz de la nieve
más que la luz del agua enamorada,
más que la luz bailando en los arcos iris.
Pastorala.
Pastorala.

¿Qué labios de cuculí es más dulce,
qué lágrima de quena más mielada
que tu canto que cae como lluvia
pequeña--pequeñita--sobre flores?
Pastorala.
Pastorala.

¿Qué acento de trilla--taqui tan sentido,*
que gozo de wifala tan directo*
que descienda--amancay--a fondo de alma,
como baja a la mía tu recuerdo?
Pastorala.
Pastorala.

Yo le dije al gavilán ¡protéjela!
Y a zorro y puma guarden su manada
(Y puma y gavilán y zorro nunca
volvieron a decir sus amenazas).
Pastorala.
Pastorala.

Por mirar los jardines de tu manta,
por sostener el hilo de tu ovillo,
por oler las manzanas de tu cara,
por derretir tu olvido: ¡mis suspiros!
Pastorala.
Pastorala.

Por amansar tus ojos, tu sonrisa:
perdido entre la luz de tu manada
está mi corazón, cuál huérfano allko*,
cuidándote, lamiéndote, llorándote...
Pastorala.
Pastorala.



* Olvido del canto de la paloma; ya no canta para mí.
*taqui, canto; wifala, danza de carnaval; allko, perro.




ORIGEN DEL HOMBRE PERUANO

De este polvo sutil de camino cuzqueño,
de este polvo que huele a maizal y a quebrada,
de este polvo de tierra soleada y oscura
como la piel curtida de nuestra vieja raza;

de este polvo que sabe de los pasos del hombre,
y de la imagen pura y de la resonancia
de los primeros dioses, de los primeros brutos,
y de la escala verde de las primeras plantas;

de este polvo -bejuco enlazado a los vientos,
de este polvo -garganta invocando a las aguas,
de este polvo - resuello de la tierra dormida
sobre los pedernales, bajo un sol de tumbaga;

de este polvo oloroso a flores de peñasco,
y a fatigas de humilde y a aflicción y a esperanza,
de este polvo que tiene un sabor a misterio
y a semilla y a surco y a medianoche y a alba;

de este polvo ligero: de una fracción de polvo
mezclada con saliva - en época lejana,
formo al Peruano, al Hombre Telúrico y Andino,
el Grande, el Poderoso, el Viril Pachaqamak ...




LA CULEBRA Y LA WARMA

Ña culebrita, guardiana
del más dorado shimbil,
no me esperes enojada...,
decía la warma feliz.

Y la culebra escondida,
como un ovillo- escuchaba.

La redondez de los frutos
abría, dulces sus labios,
mostrando una risa blanca
vestida de puntos bayos.

Llegó la warma a los frutos.
la serpiente la mordió
llamaron tordos de gritos
ni el paisaje respondió...

Al pie del haz de shimbiles,
dormida quedó la warma,

Y, a su lado, la serpiente,
pesarosa, sollozaba...

Calló la tumba. Y el tiempo
¡
La serpiente sollozaba!




AL SOL Y A LA LUNA...

El sol en el Ande.
La luna en el Mar.
¡Jugar
y danzar!

Qué lindo es el Ande
a la luz solar.
Qué lindo es el Mar
a la luz lunar.
¡Jugar
y danzar!

Balan las ovejas
a la luz solar.
Cantan las sirenas
a luz lunar
¡Jugar
y danzar!

¡Jugar en el Ande
a la luz solar!
¡Jugar en el Mar
a la luz lunar!

...¡Y no reposar!...
¡Jugar y danzar!




LABRIEGO DEL PERÚ

Labriego del Perú, pajita brava
en la peña eternal roja del tiempo;
¿por qué tu cruz inédita de mártir,
la explosión de tu sangre, tu lamento?

Ya que el maguey más alto no es medida
de la alta soledad de tu tristeza,
ya que el Ande no alcanza a tu sollozo:
¡vámonos de esta tierra!

Si la luna y el sol detienen las pupilas
sólo por ver las llagas de tu carne;
si la muerte derriba tus columnas:
¡vámonos de esta tierra!

Vámonos sin regreso
adonde estén el árbol, la majada;
el influjo terríjena, sagrado;
la belleza, el hogar, el dios, la tierra.

Vámonos para siempre
sin adioses llagando los caminos;
como fugas sin huella, como galgas
¡vámonos sin destino!

Entonces hasta el labio que define
nuestro sabor de sangre, hasta las manos
que golpean, las voces como fuetes
de violentos, la hambruna sin bocado,
nuestro dolor más triste que la quena,
nuestro caudal de lágrimas ardiendo:
¡cómo se enlutarán por nuestra ausencia!

Entonces hasta el cóndor y los muertos
y el lúcido rebaño de la hacienda
y la chacra y el agua y el arado
y la flor y la luz y la tiniebla
y la coca y la sangre y el espacio:
¡mucho nos llamarán con mucha pena!

Mas, no. Madre común es nuestra tierra...
Amor, soga. Raíz que nos sujeta.
¿Quién nos apartará? ¡Como rastrojos
finaremos en ella!




KATACHA MADRE

Se hicieron tus ojos
para dolor mirar, katacha madre,
tus manos para dolor tallar,
tu vida, tú, para el sufrir solamente…

Yo te digo,
y te dice, también, Dios:
¡Para qué traes tu hijo
al mundo, para qué…?
Ni un puñado de tierra,
ni una burbuja de agua,
han de ser de él,
mañana, porque
la tierra y el agua tienen dueño…

Tendrá tu hijo el alba, cada día,
la luz, el sol, la noche, las estrellas,
el llanto humano, la risa del paisaje,
pero éstos, !ay!, pero éstos
no le darán un pan para su hambre…

Y tú contestas:
La leche de mi pecho le durará
hasta cuando, ya viejo, ponga
sus pies en el lecho de rosas de la muerte,
beberá mi sangre en lugar de agua,
y, en el montón de tierra de mis huesos,
cosechará el maíz y la cebada…
Y llorará tú y preguntas
a Dios: ¡Por qué la tierra
y el agua no son de todos
los hombres
como
el cielo azul, el sol, la noche, el panorama…?

Y Dios musita triste:
-!No sé por qué, Katacha…!




CANCIÓN VEGETAL

De las espigas,
la más soñante
te traeré,
y en la kantuta
de tus dos trenzas
la prenderé.

Y, ante los ojos
de cielo y aire,
palomitay,
fingirás una
planta de trigo
florida ya.

Sumaq espiga,
de aroma de oro
inundará
tu cabellera
y tu sonrisa
y tu soñar.

Espiga que habla,
musicalmente,
te contará
cómo sollozo,
y, entonces, tú
sollozarás...

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